¿Qué pasa cuando el favorito está contra las cuerdas? ¿Qué sucede cuando el que lo tenía todo en su mano para ganar pasa a tenerlo todo en contra? ¿Qué pasa cuando un equipo está a un tiro de perder su hegemonía? El 18 de mayo de 1995 Unicaja se enfrentaba a una cita histórica: en sus manos y piernas estaba la posibilidad de ganar su primera liga, derrotando al todo poderoso FC Barcelona en un cuarto partido que, de un modo u otro, sería histórico en el pabellón Ciudad Jardín. Los malagueños habían dado la sorpresa ganando en el primer partido de la serie y también en el tercero, por lo que un triunfo más les daría la liga. El pívot catalán del equipo blaugrana Ferran Martínez recuerda que “estábamos contra las cuerdas, con muchísima presión desde los medios, desde la afición, quizás fue el partido con más presión mediática de la historia de la ACB. La audiencia fue de récord y eso también se notaba en la pista”. Acostumbrado a ambientes hostiles, Ferran reconoce que aunque parezca contradictorio, así es más fácil jugar: ” Sentir esa presión de los medios te ayuda a darte cuenta de que la competición es importante. Prefieres el ambiente hostil antes que pensar que ganarás fácil. Era una época en la que el baloncesto era muy importante y había mucha identificación con los equipos. Para mí es mucho mejor tener máxima presión.” Esa presión se centraba especialmente alrededor de la figura de Aíto García Reneses y sus siempre intensas ruedas de prensa. “Mi recuerdo es el de la presión, aislados en un hotel fuera de Málaga, intentando estar lejos de los medios, obviar la presión sobre Aíto…” El pívot internacional se encarga de desmentir además que la atención sobre el entrenador quite presión a los jugadores: “Es un poco una tontería, el jugador siempre siente la presión de ganar”, es imposible aislarse del todo. Así se llegaba a ese cuarto partido, con un Mike Ansley imparable que se abría paso hacia el título de MVP de las Finales. Por primera vez, el FC Barcelona no era el favorito y el tapado (que sin embargo había hecho méritos de sobra para llevarse el título) parecía tenerlo todo de cara. Una situación inusual que Ferran recuerda que se convirtió en un incentivo para los suyos: “Cuando íbamos abajo en el marcador decíamos que era el momento de demostrar si merecíamos ser campeones o no. Nos confabulamos y pensamos: si no ganamos el cuarto es que no merecemos ser campeones, porque teníamos delante a un gran equipo”. Y así se fraguó la remontada, liderada por el propio Martínez, que selló un partido impresionante con 24 puntos sin fallo en tiros de dos y 2/3 en triples. Era un todo o nada que se materializó en un triple del hombre a seguir en Málaga: Ansley. A falta de una sola posesión y perdiendo de los malagueños de dos (78-80), Ansley se jugó su famoso triple… que de un modo u otro estaba predestinado a ser histórico. “Yo estaba en pista en aquel momento y la verdad es que no pensé en si lo metía o no, ni en qué pasaría si entraba. Pero sí sabíamos que habíamos hecho una remontada importante y nos jugábamos la vida en cada ataque. Sabíamos que sería Ansley quien se la jugaría”, explica Ferran. El tiro no entró y la sorpresa llegó: la sorpresa de que Unicaja no rematara una liga que estaba en sus manos. “Fue una sorpresa, la verdad, porque todos pensaban que nos podían eliminar”. Y dar por sentado eso es lo que condenó a Unicaja de cara al quinto partido: “era su gran oportunidad y después se vinieron abajo. Nosotros, lo contrario. Ese partido fue un test muy difícil que superamos tras una demostración de carácter al tenerlo todo en contra”. El quinto, de vuelta al Palau Blaugrana, se decantó del lado local con más facilidad que en el resto de partidos de la serie y dio otra liga al equipo barcelonés por 73-64. El mejor equipo contra las cuerdas, la épica en un solo tiro, una sorpresa que no lo era tanto a fin de cuentas, la mayor presión de la historia… una serie recordada por un triple que no entró. ¿Le fastidia a Martínez que se recuerde ese, quizás su mejor partido, por una acción fallada? “Para nada, yo creo que los partidos se recuerdan más por las acciones que te hacen ganar que por los errores. Al menos así lo veo yo. Ese cuarto partido fue importantísimo, decisivo y lo recuerdo como uno de mis mejores partidos; ese es para mí el recuerdo de ese día”. Con la perspectiva del tiempo y con la presión mediática fuera de escena, los méritos recaen sobre quien tienen que caer. “A veces cuando me encuentro con Imbroda recordamos el partido y siempre me dice que por mi culpa no ganaron”. Siempre acaban pesando más los aciertos que los errores y Ferran anotó 14 de 16 sus tiros ese día en Málaga.Roc Massaguer
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