Una de las actividades empresariales que comienzan a notar de manera importante la crisis económica es el sector audiovisual. Igual que en la mayoría de empresas, existen problemas para cumplir con los compromisos de pago, y los ingresos por marketing y publicidad están disminuyendo sensiblemente por el recorte presupuestario de las compañías por estos conceptos. Los conflictos por los derechos televisivos del fútbol no favorecen en absoluto al sector. La caída más grande corresponde a las televisiones públicas (han ingresado un 16% menos que el año pasado), mientras que las privadas se han mantenido ligeramente por encima, con un incremento del 0,5 %, lo que representa unos ingresos por publicidad de unos 627 millones de euros. Pese a todo, los ingresos publicitarios en el sector audiovisual se han reducido en más de 1006 millones de euros, una cifra nada despreciable. Está en peligro el negocio del PPV (televisión de pago), observándose un descenso de casi el 50% en la compra de partidos en el segundo trimestre del año respecto a la temporada anterior y la oferta actual de partidos en abierto está provocando pérdidas en los operadores. Estos datos son una “fotografía” de la situación general, aunque algunas empresas, como Imagenio de telefónica o Orange, que a finales de junio había multiplicado por seis sus abonados en solo un año, están saliendo airosas gracias a sus estrategias de marketing. Orange, que es patrocinador oficial de la ACB de baloncesto, parece que ha acertado a la hora de asociarse a una liga profesional (la liga ACB ha presentado un presupuesto 55% superior al ejercicio anterior incrementando en un 35% sus ingresos ordinarios de explotación gracias a la operadora de telefonía entre otros), y esto se ha reflejado en sus resultados. Queda claro que una de las fuentes más importante de ingresos de las televisiones es la publicidad, y el deporte, en especial el fútbol, es el producto que más vende. Por esto, y pese a la crisis, el sector audiovisual afrontará unos retos muy interesantes y llenos de oportunidades. El apagón analógico marcará el inicio de una nueva era digital donde continua imparable el impulso de internet como plataforma publicitaria, auténtica clave del futuro de las televisiones. En la creatividad de los contenidos audiovisuales radicará el auténtico cambio, ya que los usuarios (jóvenes y con la cultura digital corriendo por sus venas) demandan una oferta de ocio e información basados en la interactividad y en la velocidad. La administración tendrá que afinar acertando en los cambios de las normativas que regulen este nuevo escenario, y seguro que no faltarán tensiones entre todos los implicados, ya que el pastel es demasiado apetitoso y todos querrán llevarse la mayor parte de él. Las nuevas tecnologías y la investigación en el sector del ocio deben ser el motor en estos tiempos de grandes cambios en poco tiempo, difíciles de asimilar. ¿Se imaginan poder interactuar en una carrera de F1 desde el sofá de su casa delante del televisor, conduciendo un monoplaza desde su videoconsola, en imágenes sobreimpresionadas en una carrera real?. Todo llegará, ya lo verán.