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OPTIMISTA PESE A TODO
Comenzamos el 2013 con una cierta desconfianza en las posibilidades de cambiar la dinámica negativa en la que estamos inmersos. El aumento de la presión fiscal sobre los ciudadanos y las empresas paraliza aún más el consumo y la inversión, sin olvidar los recortes, las huelgas y el creciente descrédito de la clase política española, según afirman las últimas encuestas. Sin embargo, debemos estar preparados para aprovechar las oportunidades que se presenten, utilizando estrategias que nos permitan aplicar la creatividad para ser más productivos y enfocar el futuro con las ideas claras. El elemento que determina qué las organizaciones salgan reforzadas de la crisis es el factor humano y la capacidad de “leer” que liderazgo debe aplicarse en estos tiempos, desde la empresa y la propia sociedad civil. La ya escuchada frase “si quieres que las cosas cambien no hagas siempre lo mismo” no esconde las grandes dificultades que tenemos para transformar las inercias que no nos deja avanzar. Cuando escucho que estamos en la era de la información, me pregunto a qué tipo de información se refieren. Solo un pequeño porcentaje de la información que recibimos vía medios convencionales o en las redes sociales es utilizable, y está demostrado que la influencia emocional que se trasmite en momentos de desmoralización colectiva condiciona nuestro día a día a la hora de tomar decisiones. Tenemos que aceptar que el cambio de ciclo requiere grandes dosis de creatividad, pero acompañado de compromiso, disciplina, perseverancia y esfuerzo. Lamentarnos no arreglará nada, y en esto las nuevas generaciones, con mentalidades más abiertas y preparados para adaptarse a cualquier entorno, aquí o en otros países, serán la clave para salir adelante. Desde mi experiencia como ex deportista, intento aplicar cada día, tanto a nivel personal como profesional, los valores que te hacen superar todo tipo de adversidades, como lesiones o las derrotas, con la mentalidad de no dejar de luchar para mejorar. Vicente del Bosque o Leo Messi, balón de oro por cuarta vez consecutiva, demuestran, por ejemplo, que desde la humildad y la constancia también se puede liderar. Ante las malas perspectivas que se adivinan, quiero ser optimista. ¿Seremos capaces de revisar nuestras actitudes? ¿Recuperaremos los valores que nos han hecho avanzar en las últimas décadas visualizando lo realmente importante, para “servir” en lugar de “imponer”? Estoy seguro que sí, no hay otro camino.
