Ferran y Audie, entrenadores superiores.

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Ferran Martinez y Audie Norris, nuevos entrenadores Superiores.Artículo publicado en ACB.COM, firmado por Álvaro Paricio. Redacción, 29 Jul. 2014.- Si tu primer día de Curso de Entrenador Superior acabas aplaudiendo a un árbitro e incluso piensas que son tíos simpáticos, es que estás viviendo algo diferente… Por que así es el CES, 16 días de bendita locura por el baloncesto Una versión de Gran Hermano sin cámaras de televisión en donde entrenadores de toda España deciden sacrificar dinero, vacaciones y horas de sueño por cumplir su pasión por el baloncesto. Y es que si hay una palabra que defina a los 170 compañeros con los que he convivido en Zaragoza, esa sería pasión. El CES es una amalgama de personas que por primera vez se encuentran con el baloncesto como único nexo de unión. Gente de todo tipo de condición, origen y edad que ha derrochado energía e ilusión por alcanzar el deseo de superar una vivencia única en el mundo y que, al cabo de 15 días, se despide con la certeza de que el baloncesto les ha dado un nuevo regalo, una nueva amistad. Durante los días que dura el CES estás viviendo, respirando, comiendo y hasta llorando baloncesto. Jornadas maratonianas que sabes cuando comienzan, pero nunca cuando acaban. Durante ellas se suceden los ponentes, todos ellos de reconocido prestigio nacional e internacional, dando a conocer los diferentes aspectos que tienen que ver con el mundo del entrenador. Desde las cargas físicas de Nacho Coque y sus “chismes” para hacer más divertida la preparación física, pasando por el virtuoso detalle de técnica individual de Diego Ocampo o el academicismo de gente como Lucas Mondelo, Miguel Méndez, Txus Vidorreta, Domingo Díaz, Richi Serrés Gonzalo García, Carlos Colinas, Porfi Fisac, Luis Guil, Gustavo Aranzana, Jesús Sala, Andreu Casadevall, José Ignacio Hernández o el divertido enfoque psicológico de Patricia Ramírez. Todo ellos maestros que no esconden nada en la recámara y que muestran un predisposición absoluta para cooperar y ayudar con los/as alumnos/as incluso a altas horas de la madrugada. Por que esa es otra… aquí el dormir se cotiza muy caro y lo más fácil es ver a gente hablando y trabajando pasadas las 12 de la noche. Gente que forma corrillos junto a entrenadores para absorber todo el conocimiento que no cabe en un aula, en una ponencia. El baloncesto en el CES crea tanta adicción que hasta el gran Jenaro Díaz fue capaz de congregar a casi 80 alumnos/as a las ¡6 de la mañanas! Para ver videos de táctica en NCAA y Euroliga. Valientes que descubrieron el valor humano de un auténtico crack de la táctica en el baloncesto y que con sus charlas sentó cátedra deportiva y humana. Sentimiento que se puede extrapolar a muchos de los profesores que participaron y entre los que hay que destacar la emotiva charla que tuvo Moncho Monsalve. Una hora de confesiones donde demostró la grandeza de un corazón que durante años ha latido al ritmo que marca el bote del balón de baloncesto y que hizo derramar más de una lágrima por la emotividad de su mensaje. Pero en el CES hay mucho más. Hay muchas horas de entrenamientos en pista donde escuchar a grandes profesores y donde el alumnado nos esforzamos por poner en práctica los sabios consejos de expertos y hacer “entrenamientos de laboratorio”. Prácticas donde hasta el más veterano se pone nervioso tratando de mostrar sus habilidades elaborando un entrenamiento donde las cargas físicas de Nacho Coque, las vías de adaptación (para hacer mejores a los jugadores según necesidades individuales) fueron los elementos estrellas de un curso donde muchos de nosotros soñábamos cada noche con el lactato o la rúbrica de nuestros ejercicios. La ciencia al servicio del deporte. Y por si las clases, los entrenamientos y las tertulias no fueran suficientes, también en el CES hay trabajos. El momento donde nos juntamos personas de todos los lados, empezamos a descargar videos del Youtube y nos ponemos el traje de seleccionador para hacer un scouting y simular como sería la preparación y el plan de partido contra Serbia. Un divertido juego de roles que incluye simulacro de rueda de prensa donde responder a preguntas y supuestos que nuevamente ponían a prueba los nervios y las habilidades del alumnado como oradores. Trabajo éste que esconde intensas jornadas de trabajo que sólo se pueden llevar con éxitos con el bueno rollo que se respira, litros de cafeína y un correcto de ojeras; material tan indispensable como los apuntes o un ordenador. Los compañeros de proyecto: Mateo, Leandro, Ferrán Martinez, Carlos y Álvaro… ¡Gracias por los momentos vividos! Y así pasan los días, con un cansancio que crece proporcionalmente a las ganas por terminar con éxito lo que no es simplemente un curso para ser entrenadores, sino una experiencia vital que nos hará mejores personas. Un Gran Hermano del baloncesto en donde hay tiempo para todo: momentos de presión por el trabajo colectivo, el cansancio físico de jornadas interminables y la determinación para superar un reto personal. Y si en algún momento te flaquean las fuerzas, en el CES también descubres el valor de la amistad. En algunos casos amistades que surgen espontáneamente, en otros, redescubriendo lo especial que es esa persona que duerme a tu lado y con la que, una vez terminado tu jornada de trabajo, acabas repasando el día en un diálogo que, cuando te das cuenta, alcanza las 4 y media de la noche… y al día siguiente te levantas a las 7. Una persona que, como en mi caso, descubrí en un curso de primer nivel y con la que he cerrado un círculo nueve años después ¡Gracias Maribel! Pero ese es el otro secreto del CES, la amistad que formas, y el compañerismo por que tarde o temprano a todo el alumnado nos llega el bajón físico o anímico. Algo tan inevitable como el apoyo de esa persona que te toca el hombro, apoya su cabeza sobre ti y muestra su mejor sonrisa y afables palabras para que nunca, nunca nadie agache la cabeza. Así el es CES, una experiencia bajo el auspicio de la federación española de baloncesto y que cuenta con Ángel Palmi, Director Deportivo de la FEB, como principal valedor de una apuesta que trata de hacer crecer el baloncesto español formando, no sólo el talento del jugador español, sino también el talento del entrenador. Una acción formativa sin igual en el mundo del deporte, y que, además de hacernos mejores entrenadores, nos hace mejores personas. Un fin que no se entendería sin la coordinación del exigente pero sabio en palabras Miguel Martín, el hombre que durante 10 años se encarga de potenciar una estructura de trabajo de grandes tutores que este año contó con el conocimiento y el valor personal de Santi Pérez (lo siento Santi, te tocó el periodista pesado en tu grupo), nuestro particular Robin Williams, Manuel Peña (el español más británico de Castellón, el talento formativo de Pau del Tío y el rookie Andreu Comas, un tío al que seguir en los próximos años.
Además, el CES no sería lo que es sin la indispensable ayuda de Paloma Romero y el maestro de ceremonias, Miguel Panadés, que muestran una absoluta predisposición a ayudar a quien lo necesite y que nos han hecho pasar grandes tardes sacando confesiones divertidas, profundas y sinceras de las personas que nos han visitado. En definitiva, un grupo humano que ha conseguido hacer lo que parecía imposible: que una vez finalizado el curso, más de uno lo termine con el Síndrome de Estocolmo y con ganas de seguir pasando sueño y nervios junto a ellos. Hoy puedo decir con orgullo que viví el CES. Ya se han acabado las clases, los exámenes y el café vuelve a dejar pasó al poleo en mi vida. Ahora, y como dijo Moncho Monsalve, solo nos queda a todos mis compañer@s entrenadores/as “entrenar más, competir mejor”.