Después de terminar de manera amistosa mi relación con el Joventut, fiché por el Peristeri, un equipo en el que ya había jugado, y que me realizó una excelente oferta. Acepté esta oferta, rechazando otras muy interesantes, por “conocer” el club, por su gran interés en ficharme después de insistir durante dos años y por la gran adaptación que habíamos tenido tanto yo como mi familia en Grecia. Pero las cosas no han podido ir peor. A las tres semanas de fichar, el Peristeri ya incumplió el contrato diciéndome que no podía empezar a pagar lo pactado por tener unos problemas económicos que solucionaría en unos días. Pasaron los días y jugamos el primer partido oficial de copa, contra Iraklio, y jugué 30 segundos. El club seguía sin pagar. El siguiente partido fue el 3 de octubre contra Iraklio otra vez, pero de liga. Al igual que en el partido anterior, perdimos, y apenas jugué un minuto. El Peristeri no pagaba, y mi situación en el equipo era cuando menos, extraña. Decidí hablar con el entrenador acerca de los problemas con el club y me dijo que él no sabía nada. Al comenzar la liga Europea lo comprendí todo. No fui convocado, pese a estar en perfectas condiciones físicas. Entonces decidí hablar con el Presidente Philip Kotsis, que me dijo que no me podían pagar, que tenían graves problemas económicos. Me estaban forzando a marchar, aún sabiendo que había movido a toda la familia hasta aquí, con las dificultades que esto supone, sobre todo para mis hijos que habían empezado el curso escolar en un colegio inglés. Tampoco podía fichar por otro equipo griego, al haber jugado unos segundos en el primer partido oficial, por una normativa que impide jugar en dos equipos griegos la misma temporada (por eso me hicieron jugar 30 segundos).
Cuando decidí defenderme legalmente de todo esto fui apartado del equipo en los partidos europeos, y tan solo me equipaba con el equipo en los partidos de liga, pero sin jugar. Tan solo jugué 20 minutos en el partido de la tercera jornada contra el AEK en el que fui titular y anoté 11 puntos y 5 rebotes, todo ello en la primera parte, y en la segunda no jugué. La presión que ejerció la prensa sobre el Peristeri por no jugar la segunda parte, (de manera premeditada), lo mal que jugábamos y mi situación fue suficiente como para no volver a jugar en toda la temporada. Ahora todo está en manos de los abogados, y lo único que deseo es finalizar mi relación con este club con la carta de libertad en mi mano, para poder aceptar las ofertas que estoy recibiendo, pese a que el club está poniendo todos los problemas que puede para conseguir que esté una temporada en blanco si no retiro la demanda.
El Peristeri se aprovecha del precario sistema judicial existente en Grecia, lentísimo, para evitar que pueda marchar, y tampoco está dispuesto a llegar a un acuerdo.
Para finalizar, parece mentira que este club, que incumple sistemáticamente los contratos cuando le interesa, (hay otros muchos casos como los de Santi Abad, José Lasa, Raissenbukler… con situaciones parecidas), se mueva a sus anchas por la liga Griega, y por la UNLEB, sin que nadie sancione estas actuaciones, y permita que equipos así dañen claramente la imagen de la liga Griega, o la propia liga Europea.