El día que el ‘dream team’ jugó como un equipo
FERRAN MARTÍNEZ – 27/08/2004
Resulta duro de analizar como una selección que llega al cruce de los cuartos de final invicta y haciendo el mejor baloncesto del torneo ha quedado fuera de la lucha por las medallas ante un grupo de estrellas NBA que hasta ayer no habían jugado como un equipo y ésta, precisamente, ha sido una de las claves del choque.
El guión del partido estaba claro: España debía ser fuerte en el rebote defensivo ante un conjunto muy físico y la zona contra la que los americanos tenían problemas debía ser la llave que nos diera la victoria. El problema fue, precisamente, que nadie esperaba que los americanos tuvieran una lectura del juego tan clara, y basaran su victoria en la excelente selección de sus tiros lejanos ante la zona Española (12 de 22 triples). Los de Larry Brown sabían que España podía concederles tiros exteriores si eran capaces de circular el balón por fuera con velocidad y forzar penetraciones para sacar el balón cuando el equipo español se cerrara. Y lo hicieron a la perfección, desajustando la zona ante el temor de que la selección americana cargara su ataque dentro de la pintura. Jefferson y, sobre todo Marbury, encontraron tiros cómodos y jugaron de manera muy disciplinada. El equipo americano defendió con agresividad, incluso alternando en determinados momentos individual con zona. La otra clave fue que el ‘dream team’ jugó como un auténtico de equipo ante España. Este aspecto queda reflejado en el número de asistencias por parte de ambos conjuntos, 16 por parte americana por tan solo 3 por España. Teniendo en cuenta que se habían mostrado en la primera fase como un equipo egoísta en el que cada uno jugaba por su lado, este dato resulta determinante además del hecho de que tan solo perdieron 8 balones en todo el partido. Iverson, con 4 asistencias y 16 puntos, y la estrella del choque Marbury, con 4 y 31 puntos con un 6 de 9 desde la línea de tres puntos, son la muestra de ello. La constante rotación de banquillo americano les hizo mantener un ritmo muy alto de juego durante los 40 minutos y no les afectó el hecho de cometer 27 faltas personales, algunas de las cuales en hombres clave como Duncan (2 en los primeros 5 minutos) u Odom (eliminado). A pesar de todo, Gasol y los demás nunca bajaron los brazos y estuvieron en el partido.
Conozco perfectamente la sensación de abatimiento por la que están pasando los jugadores y lo difícil que es sobreponerse a esta situación. En los JJ.OO. de Seúl’88 viví exactamente la misma situación, perdiendo el cruce ante Australia y quedando fuera de la lucha por las medallas, pero hay que levantar la cabeza e intentar acabar de la mejor manera, posible mostrando el mismo nivel de juego que nos ha ilusionado a todos durante tantos días y reconocer que los americanos, con más acierto, han tenido que jugar al límite de sus fuerzas para ganarnos.