Los deportistas de elite son los grandes iconos sociales de nuestros tiempos. Rafa Nadal, Roger Federer, Pau Gasol, Lance Amstrong, Fernando Alonso, Jorge Lorenzo, Tiger Woods, Cristiano Ronaldo o Leo Messi representan aquello a lo que todo el mundo le gustaría ser. Son personajes que sobrepasan su valor como deportistas y entran en el campo de los mitos modernos. Son jóvenes, famosos, ricos y los
mejores del mundo en sus respectivos deportes. Pero, sobre todo, son referentes sociales y espejo de nuestros pequeños. Cada vez más, los deportistas de este nivel ya no sólo se dedican a competir en las pistas o circuitos, sino que se asocian a unos valores afines al de las marcas que los patrocinan, entrando en el mundo de la empresa y la economía con una fuerza tan grande que por sí solos pueden ser capaces de cambiar la tendencia de unas acciones o levantar a compañías que pierden cuota de mercado. Por eso son la imagen de grandes multinacionales, que ven en ellos el mejor reclamo para difundir los alores a los que todos aspiramos, como el de la excelencia, el trabajo en equipo, el éxito, la fama o
el reconocimiento social, siempre partiendo de la base de que para llegar donde han llegado son necesarias unas virtudes especiales, como la constancia, la disciplina, el
sacrificio o la calidad.