FERRAN MARTÍNEZ – 07/02/2005
Es muy duro para un jugador barcelonista sufrir una paliza como la de ayer en Málaga. Y no lo digo por perder ante uno de los grandes de la Liga ACB, lo cual podría entrar dentro de la lógica por el estado de forma de unos y otros. El problema es la forma de caer y la imagen que transmitió el equipo azulgrana, impotente y sin capacidad de reacción, algo a lo que no están acostumbrados jugadores como Bodiroga, Navarro, Fucka o De la Fuente.
Ahora se presenta una semana difícil, en la que la tensión y la falta de confianza podrían pasar factura cara a la casi inminente Copa del Rey en Zaragoza.
Recuerdo una paliza semejante que encajamos contra el entonces Taugrés (ahora Tau) en la temporada 89-90, en Vitoria, siendo yo jugador del Barcelona con Norris, Epi, Solozábal… Nos ganaron por veinte.
En la semana posterior al partido, la tensión se reflejó en los entrenamientos, en los que los nervios y las ganas de competir se transformaron en codazos continuos y dureza en los cinco contra cinco, teniendo que intervenir el entrenador en varias ocasiones para evitar males mayores.
En estos momentos los jugadores intentábamos abstraernos del entorno concentrándonos tan sólo en lo que habíamos hecho mal y en qué podía hacer cada uno para ayudar al equipo, desde animar a los más tocados o promover reuniones para conjurarnos cara a los siguientes partidos.
Superamos esa racha negativa y ganamos aquella Liga, pese a que la presión fue enorme. Por esto estoy seguro de que no será una semana fácil para Montes y sus hombres. Saltarán chispas en los entrenamientos y habrá más gritos de lo normal. Esto es bueno cuando sirve para hacer más equipo y ser más competitivos.
La única manera de sobreponerse al correctivo de Málaga, que por otra parte se veía venir tras la dinámica negativa del último mes, con medias de anotación por debajo de 70 puntos, es entrenarse con intensidad y concentración e introducir algún nuevo sistema ofensivo para aprovechar mucho más a la nueva pareja de hombres interiores, Davis y Zizic, para que sean el revulsivo esperado con vistas a la próxima cita de Zaragoza, que marcará el futuro inmediato del Winterthur Barcelona.