FERRAN MARTÍNEZ – 28/02/2005
Joan Montes se quejaba de la gran presión a la que estaban sometidos tanto él como sus jugadores. Y es cierto. Presión lógica en un equipo que hace dos años consiguió el triplete y en una sección que ha sido el modelo que seguir para muchos equipos grandes hasta hace bien poco. Esta presión a la que aludía Montes le ha llevado a presentar la dimisión, motivada por los resultados, pero sobre todo por la imagen del equipo en las últimas semanas. Estaba tocado moralmente y no se ha visto con fuerzas para seguir. Pero Montes no es el culpable. Si acaso, su dimisión es la solución más fácil en estos momentos. El cúmulo de despropósitos que comenzaron en agosto y que han llevado al equipo a esta crisis ha estallado en el peor momento de la temporada. Ni siquiera las bajas de Dueñas o Marc Gasol pueden servir de excusa, ya que han llegado Davis y Zizic, y se ha decidido ceder a Trias, el fichaje del verano. Lo peor es que al Barça se le ha perdido el respeto, pese a los grandes nombres que tiene su plantilla, y no sirve decir que hay menos presupuesto que el de los rivales directos, porque no es cierto, ni que el equipo no es competitivo, cuando tienes a Bodiroga, Fucka y Navarro, tres de los mejores de Europa en su puesto. Cuando las cosas no se hacen bien desde el principio, lo pagas, y es urgente que alguien defina qué modelo de sección se quiere y cómo va a funcionar, tanto en lo deportivo (con una secretaría técnica con las ideas claras) como de gestión. Los fichajes mediáticos cara a la próxima temporada que se filtrarán en breve para calmar a los aficionados no deben esconder los problemas estructurales del Barça. Pero aún hay tiempo de reaccionar.