FERRAN MARTÍNEZ – 03/04/2005
Es habitual ver por Badalona a niños con un balón de baloncesto en las manos. Badalona respira baloncesto, y ésta es precisamente la fuerza del Joventut: la identificación de la gente con su equipo. Y son ya 75 años de historia, de la que me siento orgulloso de haber formado parte, al igual que los míticos bases Maneja y Lluís Cortés o los más recientes Rafa Jofresa y Marco, con los que estuvimos recordando viejos tiempos. Duros en los inicios, como el medio centro Maneja nos explicaba emocionado que iba de l´Hospitalet a Badalona en bicicleta para entrenarse en un campo descubierto, con alpargatas y sin luz eléctrica. Maneja era amante de dar asistencias mirando a otro lado, al más puro estilo Magic Johnson. Lluís comentaba que la ilusión del equipo compensaba el mayor poder económico y político de clubs como el Real Madrid o el Barcelona.
Actualmente pasa algo similar, y es que el Joventut siempre ha destacado por apostar por chicos formados en su cantera, como Rafa Jofresa, uno de sus estandartes, con el que vivimos los éxitos más recientes del club, o Carles Marco, que se entrenaba con el primer equipo siendo júnior y empezaba a despuntar. Tras triunfar en el Fórum, es ahora una pieza clave de un DKV que lucha por estar nuevamente entre los mejores. Todos ellos pueden explicar innumerables anécdotas sobre sus vivencias en la Penya, pero tienen en común la fidelidad a unos colores y un estilo de juego basado en una depurada técnica individual y el buen tiro, características propias de todos los jugadores de la escuela del Joventut.